sábado, 29 de noviembre de 2008

Sketch televisivo1:La España profunda

Día 20 de Noviembre, 12:00 a.m, hora Zulú(es que quedaba bien ponerlo, aunque nunca haya sabido de dónde procede esto, pero en Yag Alerta roja siempre salía).
Nos encontrábamos mi hermana, mi tío y yo en el supermercado del pueblo, esperando la cola en la carnicería para comprar un poco de lomo para comer. Antes de nosotros, en la cola, se encontraban un par de señoras de unos 60 años, que estaban haciendo acopio de todas las partes del cerdo para sus guisos.
Hay que decir, que en las tiendas de este pueblo, los dependientes, por lo general, no se dan precisamente mucha prisa para atender a sus clientes. Pero la paciencia que demostró este chico, y a la vez la pachorra con la que hizo su trabajo, es digna de mencionar, aunque sólo fuera por lo cómico de la situación. Paso a narrar el "sketch" en cuestión:
Las dos señoras le piden al carnicero un cochinillo entero. Éste acude a la cámara frigorífica y saca un cochinillo entero. Le preguntan las señoras cuánto cuesta, y el chico lo pesa y les da el precio, unos 40 euros. La señora que llevaba la voz cantante le dice: es mucho, pártemelo a la mitad.
Y el avezado carnicero, con sus diestras manos, empieza a dar machetazos al gorrino a diestro y siniestro, que parecía el bicho sacado de una trituradora de basuras en vez de la carnicería. Como no era capaz a dar cortes limpios para partirlo, sujetando al gorrino por las patas traseras comenzó a ejercer fuerza para tratar de separarlo a la mitad a tirones. No contento con esto, siguió dando machetazos hasta que consigúió partirlo en dos...mitades exactas???
Entonces la señora de la voz cantante le dijo que pesara una mitad. ¡Pero esa mitad, no la otra!
Y así hizo el joven e inexperto carnicero. Al ver el precio que marcaba la báscula, las dos señoras se miraron, y en voz baja pero suficientemente audible para los presentes comentaron que seguía saliendo muy caro.
De nuevo le pidieron que cortara a la mitad una de las dos partes,y otra vez se lo mandaron pesar. ¡Catorce euros! Ufff se decían. Pero bueno, pónme eso. ¡No!¡Eso no! Ponme la cabeza, que es lo que le gusta a mi hija.
Llegados a este punto...casi nos morimos. La señora hizo sacar un cochinillo entero, partirlo a la mitad, otra vez a la mitad, ¡¡¡¡¡para llevarse una media cabeza de cochinillo!!!!!
Y para colmo, le pide que se la parta en tres trozos.El chico, ya desesperado pega un corte(hay que decir que fue el único corte limpio que dio desde que esuvimos allí viéndole)y la señora le dice que no, que no lo corte del todo, que lo quiere sólo marcado. El otro corte ya fue de su agrado, y al final envolvió la media cabeza de cochino partida en tres trozos para las dos señoras, que aún siguieron comprando más productos del cerdo. Nosotros nos quedamos en las salchichas. Decidimos abandonar el supermercado, y dejar lo del lomo para otro momento...
Momentos de la España profunda, nosotros abandonamos por patas ante tanta consideración y tanta habilidad carniceril...¡madre mía!